viernes, 27 de enero de 2012

jueves, 19 de enero de 2012

Convocatoria Nùmero 7









La convocatoria para el nùmero 7 de la revista Rilttaura está abierta hasta el 4 de Febrero.
Envienos sus textos a los correos: rilttaura@hotmail.com, o , revistarilttaura@gmail.com

jueves, 8 de julio de 2010

¿Ilustras?

Si tienes habilidades plásticas y de dibujo y quieres empezar a dar a conocer tu trabajo la revista Rilttaura te abre sus puertas invitándote a participar como ilustrador de textos en sus diferentes números. Solo tienes que escribir un mensaje presentándote y enseñando alguna muestra de tu obra a la dirección electrónica rilttaura@hotmail.com . Recibirás a vuelta de correo la confirmación de tu propuesta y te estaremos mandando cuentos y poemas para que te pruebes como un verdadero artista.

martes, 6 de julio de 2010

Séptima Convocatoria del 16 de Junio al 14 de Agosto de 2010

La revista Rilttaura hace del dominio público las bases de participación que para el envío y revisión de textos se tendrán en cuenta por su comité editor en próximas convocatorias y que nuestros colaboradores deberán observar escrupulosamente so pena de quedar excluidos de antemano del proceso de selección.
Son las siguientes: Times New Roman 12; interlineado de 1,5; tamaño carta; mínimo cuatro (4) páginas, máximo ocho (8). El tema será libre, el género —narrativa, poesía, teatro— también. Los trabajos que deseen participar en nuestra convocatoria deberán ser enviados en archivo adjunto de Word al correo oficial de la revista rilttaura@hotmail.com . Solo se admitirá una (1) colaboración —es decir, un (1) archivo adjunto— por participante, esta deberá incluir todos los datos personales y de contacto del autor, más una pequeña reseña biobibliográfica del mismo (los datos personales y la reseña no cuentan como páginas hábiles del archivo).
Nuestro comité editor se reserva el derecho a futuros cambios y/o ajustes en estas bases de participación, de los cuales cambios y/o ajustes se dará aviso antes de las convocatorias con un márgen prudencial de tiempo a través de este mismo blog y otros medios difusivos.
Finalmente se aclara, para tranquilidad y seguridad de los participantes, que la revista enviará un correo de confirmación o acuse de recibo por cada trabajo que llegue a nuestra cuenta virtual, lo cual quiere decir que el no recibir dicho mensaje o acuse implica la no recepción por parte de la revista del documento enviado. Se informará igualmente a todos y cada uno de los participantes a su debido tiempo el resultado final arrojado por el proceso de lectura, evaluación y selección de textos. La revista queda obligada para con los autores participantes en cada convocatoria a destruir en su totalidad los archivos físicos y digitales de aquellos trabajos que no hayan salido favorecidos en el proceso de selección.

martes, 5 de agosto de 2008

Entrevista al Negacionismo


Desde hace más o menos dos años un par de jóvenes bogotanos han hecho circular un rumor entre la ciudadanía y el público universitario en particular: la llegada del negacionismo. Rumor que poco a poco pareció irse confirmando con la realización de cada vez más y mejor nutridos recitales poéticos en distintos espacios y lugares no convencionales entre los que se contaban cafés, bares, y otro tipo de antros citadinos de no muy buena reputación.
Así, la perplejidad de un primer momento dio paso a la incredulidad de un segundo y, finalmente, a algunas cuantas risillas sardónicas.
Pero el negacionismo no dio ni ha dado muestras de arredrarse y aunque este mundo devaluado hasta el extremo ha demostrado ya no poder ni querer escandalizarse por nada ni ante nada desde las lejanas épocas del dadá y el surrealismo, pasando por junto a nuestros autóctonos nadaísmos y nuestro país de pesadilla, Pablo Estrada y Larry Mejía, los negacionistas, han querido concederle a Rilttaura el privilegio de registrar hoy sus opiniones y posturas frente al mundo y, claro está, la poesía.
Sin que sus palabras representen en nada la posición oficial de esta revista, aquí están, para ustedes, como lo que son, o eran, o serán, una voz, una actitud tan válida como cualquier otra en medio de la polifonía de voces que pretendemos oír y registrar.

Rilttaura:
Quisiéramos empezar con algunas preguntas contextualizadoras. Sean breves por favor: ¿quién es cada uno y hace cuánto que escribe?

Negacionistas:
Pablo: Sólo soy alguien que escribe y lo he hecho la mitad de mi vida y lo seguiré haciendo la otra mitad.
Larry: Soy lo que quiero, por ahora escritor y escribo desde hace rato.

Rilttaura:
¿Cómo se conocieron los actuales negacionistas, cómo entraron en contacto?

Negacionistas:
Nos conocimos en el parque lineal de la ciudad de Bogotá, Colombia, Suramérica, donde coincidimos en un evento de poesía. Y entramos en contacto a través de lo que escribimos.

Rilttaura:
Si tuvieran que definir negacionismo en pocas palabras, ¿cuáles serían?

Negacionistas:
Es un intento por reivindicar el NO como una opción tan válida como las otras, en poesía o en lo que sea… Ser o NO ser es pura sugestión.

Rilttaura:
¿Por qué lanzar el negacionismo? ¿Qué se pretende? ¿A dónde quiere llegar —si es que quiere llegar a alguna parte, claro?

Negacionistas:
¿Y por qué NO hacerlo? El negacionismo fue lanzado como una piedra, pero sin esconder la mano. Por llevar la contraria: si la gente no da puntada sin dedal, nosotros nos clavamos la aguja. Tuvimos que recrear otro mundo porque el que existe no nos soportaba y nosotros no lo soportábamos. El negacionismo se esfuerza por llegar a ninguna parte, o mejor, a un punto donde sea capaz de negarse a sí mismo: la contradicción. En últimas, procuramos casi el silencio, lo que es muy pretencioso ya que lo más difícil en poesía es callarse, es como si un pintor pintara un lienzo de blanco.

Rilttaura:
¿Qué caracterizaría la poesía negacionista?

Negacionistas:
La consecuencia entre vida y escritura... nuestra poesía a veces tiene un gesto, una actitud o un rasgo en común. El procedimiento estilístico, que puede ir desde el surrealismo® más onírico y paranoico-crítico® hasta el hiperrealismo® más fotográfico, conduce a la búsqueda de un anhelado minimalismo® verbal, en el que la alegoría, la metáfora y el eufemismo se invalidan con estrategias análogas pero inversas e imágenes y argumentos contradictorios. Por eso la negación: negar algo que unánimemente es aceptado como cierto cuando tiene más características de falsedad es otorgarle un sentido de verdad diferente. Es la resignificación. Vaciar la palabra de significados convencionales o extrapolados conforme a la utilidad. Quitarle ese pegajoso manto de figuración a favor de una detergente literalidad. Nuestro afán es más fenomenológico que metafísico. Nos gusta llamar a las cosas por su nombre y si para ello hay que decir que NO son lo que se supone son, pues con gusto lo hacemos. Y en todo esto subyace una ética absurda o, mejor, una concepción de la realidad así: absurda.

Rilttaura:
Vamos ahora sí a algunas preguntas de fondo. Creo que son concientes del estado cliché al que poco a poco las llamadas vanguardias han ido llegando, hasta no representar absolutamente nada novedoso ni conceptual ni artísticamente, sino casi que una mera estrategia de publicidad y mercadeo que ya no abofetea verdaderamente a nadie. Entonces, ¿por qué ser ahora negacionistas?

Negacionistas:
En términos económicos, existe un gran mediador de todo: el capital, que legitima o anula. Y nosotros los negacionistas no generamos productividad, podemos llegar a tener pequeños gestos corporativos como la auto-financiación, pero nos motiva un interés diferente al monetario. Nos oponemos a lo imperante con una sustancial diferencia respecto a los grupúsculos que se amparan en un discurso o una ideología y que son capaces de seguir las técnicas de resistencia©, pues saben que rebelarse vende© y que la ira contra la maquinaria© es una gran estrategia que deja muy buenos dividendos, pero se auto-engañan y embaucan a los demás… la diferencia es que nuestra oposición NO surge de una idea que nos vendieron por televisión o vimos en alguna vitrina.

Rilttaura:
Hace más o menos cuarenta años hubo en Colombia un grupo de jóvenes tal vez con la misma energía y espíritu rebelde que ustedes; se hacían llamar nadaístas; ahora —la mayoría de ellos— están bien ubicados dentro del sistema, ganan su dinero, tienen esposas que parecen modelos de farándula y aún les queda tiempo para volver de vez en cando a las viejas andanzas en algún acto de beneficencia, cuando desempolvan sus coloridas bufandas y sombreritos hippies. ¿Cuál es la diferencia entre negacionismo y nadaísmo? ¿Se ven igual que ellos a la vuelta de 20 o 30 años?

Negacionistas:
Los nadaístas tenían la NADA, nosotros NO. Ni siquiera eso nos dejaron. Los negacionistas reconocemos que nuestra rebelión no tiene futuro. No creemos que el fin justifique los medios, sino que los principios injustifican el fin, por eso no tenemos propósito. Nuestra conciencia —como la de los que llegan a tenerla— no es perenne, se desgasta, se descompone, se degrada. Eso explica la pérdida del amor, la mutación de los hippies© a yuppies©, que los comunistas de antaño sean los consumistas de hoy y todo eso. Hablando específicamente de los nadaístas, les hemos leído, consideramos que merecen un lugar en la poesía colombiana por ser el único grupo consolidado de vanguardia, aunque su obra no sea de la mejor calidad. Apreciamos en su proporción la poesía de X-504 (Jaime Jaramillo Escobar), Darío Lemus, Amilcar Osorio y particularmente la figura de Gonzalo Arango… aunque tenemos nuestros reparos respecto a las actitudes y posturas de los actuales sobrevivientes y la manera como afectan la imagen de su propio movimiento, éstas o la forma como se ganan la vida no son cosa que nos incumba o nos afecte. NO somos ni partidarios ni detractores de los nadaístas y por ahora tenemos una relación cordial, a prudente distancia. NO nos interesa ni vilipendiarlos ni ovacionarlos, los reconocemos y ya.

Rilttaura:
Perdonen lo que les voy a decir si es que les ofende, pero lo diré de todas formas: ¿no les parece una poesía demasiado coyuntural la que escriben, demasiado restringida a aspectos pasajeros, circunstanciales y, por eso mismo, con menos posibilidades de perdurar? ¿No están renunciando con esto a la búsqueda de un universo poético propio, personal, pero al mismo tiempo mucho más vasto, de carácter más universal?

Negacionistas:
En medio del devenir histórico los fenómenos universales —los que pueden catalogarse como tales— han sido sometido a un proceso de inclusión que los legitima, pero cuando se le apuesta a la exclusión no se puede ser universal. Lo inclusivo se afana por legitimarse, lo excluyente, aunque finalmente lo consiga, NO. A la posteridad sólo legamos nuestras palabras porque sabemos que serán citadas por gusto sin tener en cuenta la circunstancia en que fueron emitidas. Las convalidarán sin juzgarlas. Sólo la Historia podrá juzgarnos —eso si llegamos a sus anales claro, aunque ya hemos llegado a los anales de otras, a los de la Historia NO—; además, el pasado del futuro que es el presente que vivimos, o sea la historia para el mañana, está sin escribirse todavía y, por norma general, la Historia es infame y su juicio injusto, así que… ¡al diablo la posteridad!

Rilttaura:
¿No es un doble juego el que juegan cuando para promocionarse como poetas integran un grupo con marcados aunque —según ustedes— involuntarios acentos vanguardistas y al mismo tiempo se curan en salud cada vez que pueden afirmándose simplemente como individualidades reunidas, o amigos bajo un mismo techo? ¿Qué piensan de esto?

Negacionistas:
Pablo: Alguien escribió que alguien dijo que “Hay que ser absurdo, no hay que ser iluso”. Yo agregaría que se puede ser incoherente pero no se debe ser estúpido.
Larry: Aquí todos los triples… juegan doble. Yo no estoy en la obligación de decir la verdad, esas pretensiones se las dejo a otros.

Rilttaura:
Hay en su blog oficial como grupo una serie de fotografías y un texto que no dejaron de llamarnos la atención: son del poeta Juan Manuel Roca ridiculizado las primeras y una especie de crónica en clave sarcástica de la fiesta-homenaje que se celebró por la obtención de su premio Casa de las Américas de poesía el segundo. ¿Qué critican concretamente en la figura del poeta, qué les molesta o les molestó de él?

Negacionistas:
Ante todo ese relato es un ejercicio de creación colectiva que estilísticamente retoma las características del realismo grotesco, por eso la caricaturización, aprovechando la situación carnavalesca a la que tal fiesta dio lugar… era como estar dentro de un cuadro de Dix o Brughel o una película de Fellini… nuestras opiniones con respecto a la obra del autor están consignadas allí. Hay algo que como grupo atacamos y es que un oficio tan necesario como el de artista sea acaparado por unos pocos que además son considerados como reflejo univoco del pensamiento popular cuando casi siempre se distancian diametralmente de él. Lo que teníamos que decir sobre esa “ocasión” ya lo dijimos, y siempre que haya que decirlo, lo haremos; como afirma un personaje de Sartre: el peor criminal es el que tiene remordimientos. Esto último no es una invitación al crimen, es el reconocimiento de la inutilidad de los remordimientos. No hay acto de rebeldía que se justifique porque sería a la luz de la moral imperante que se lo condenaría. Los actos —sin mediación de la estática moral como el suicidio, la violación, el vandalismo o el incesto— no pueden tener explicación… y si Juan Manuel puede hablar mal de León De Greiff, nosotros podemos negarlo a él.

Rilttaura:
El juego de palabras, los silogismos, las tautologías, a veces el exceso de verbalidad… ¿no les parece que hay, como diría alguien, más ingenio que genio en su poesía?

Negacionistas:
La idea que no conlleva a la acción es infecunda. El pensamiento es eterno mientras el acto es transitorio. En términos sexuales, la fecundidad en un hombre puede mantenerse por años, pero la erección dura minutos. Recordemos, de paso, que la impotencia es psicológica. No hay que acumular ideas, hay que hacerlas fluir en una eyaculación mental que produzca acciones o el gozo del acto, máxime en un mundo en el que grandes acciones no implican grandes pensamientos que las conciban. Igual: la palabra que no genere algún tipo de reacción ni siquiera es onanismo® o voyeurismo® —que, en todo caso, como sucedáneos generan placer— es pura inanidad. Como no tenemos editor y nadie nos paga por nuestro trabajo de escribir, hacemos con nuestras letras lo que se nos da la gana.

Rilttaura:
Cambiando un poco de frente ¿qué importancia tiene para ustedes la relación literatura-música, poesía-rock? ¿Cómo podrían definirla? Evidentemente uno tiende a pensar por sus poemas que han llegado a la primera a través de la segunda y no viceversa.

Negacionistas:
Pablo: Para mí, a la poesía le es inherente una cierta musicalidad. Ahora, que la estridencia o la armonía que ella tenga se relacione directamente con una expresión musical como el rock, no me parece plausible. En ese caso prefiero decir que nuestra poesía tiene del rock su espíritu. Y como referente es equivalente a cualquier otro desde hace décadas: el cine o las nuevas tecnologías, por ejemplo. Y de ninguna manera reclama identidad en la recepción, es decir, puedo percibir la amargura o la efusividad propia del borracho al leer a Li Po o Bukowski sin tener que embriagarme o ser alcohólico, igual con la experiencia psicotrópica. Se puede leer a Burroughs sin ser yonqui y a Villon sin ser ladrón. Y larga vida al rock & roll…
Larry: Mi abuelo fue criado en el seminario con la música de los pájaros y la poesía de Byron, mi papá creció leyendo a Verne y escuchando a Silva y Villalba, yo hago música desde los 14 años y prefiero decir que NO leo.

Rilttaura:
Una pregunta muy importante: ¿qué relación mantiene cada uno de ustedes con la tradición, con el canon literario y poético colombiano?, ¿cómo lo perciben? Si tienen algún gurú dentro de él ¿cuál es?

Negacionistas:
Nuestra relación con la tradición poética nacional es tal que incluso tratamos de recuperar autores olvidados. También nos hemos ocupado de homenajes a algunos de ellos que son de nuestra predilección. Sentimos un profundo respeto hacia la obra de algunos poetas de diferentes épocas, hay otros por quienes sentimos desprecio, desconfianza o un total desinterés. Pero, sobre todo, los leemos. Entre los contemporáneos —incluidos jóvenes y viejos— hay los que desafiamos, los que ignoramos, con los que nos sentamos a conversar o hemos dejado de hacerlo, a quienes quisiéramos bajar de su pedestal, a quienes no soportamos por su pedantería injustificada o de quienes a pesar de su arrogancia reconocemos su talento. Y NO vamos a citar nombres para demostrar que leemos, sabemos que lo hacemos y eso basta. Estamos comprometidos con rastrear en bibliotecas, librerías y tiendas de descuento escritores nacionales desconocidos que por NO pertenecer al canon pasan sin pena ni gloria por este mundo. Es una labor ardua.

Rilttaura:
Finalmente la infaltable pregunta sobre política: existe mucha ambigüedad acerca de la posición política del negacionismo; en su blog uno no sabe qué pensar: el negacionismo surge como reacción de extrema derecha antisemita y anticomunista, sin embargo el negacionismo lo niega todo, no es de aquí ni de allá, ¿es esto pura pose? ¿No les parece contradictoria esta postura en una sociedad que pide a gritos para solucionar sus problemas que se empiece a llamar por su nombre a cada cosa de una buena vez, al pan pan y al vino vino?

Negacionistas:
Pablo: Precisamente el negacionismo original —la corriente política, con la que apenas compartimos el nombre y otras imprecisiones que precisamente resultarían acomodaticias— optó por hacerse llamar revisionismo histórico para evitar esas condenas y absoluciones inmediatas. En cuanto a mí: cambio la esperanza por la acción que se diferencia de la revolución —que convierte la esperanza en acción y termina siendo desesperanzadora— o el idealismo —en el que el pensamiento es eterno y NO puede ser sustituido por la acción—. Políticamente estoy a favor de lo incorrecto, o mejor dicho, de la libre expresión, aunque sé que la libertad tiene un plazo, es decir, se paga a cuotas. En el mundo democrático uno escoge cómo quiere que le difieran ese pago. Y con respecto a llamar a las cosas por su nombre, ¿quién me explica qué clase de pan o vino es eso de la “seguridad democrática”?, ¿desde cuándo podemos hablar de terrorismo de estado?, ¿cómo así, el garante perpetra?… y por otro lado, hoy por hoy, la izquierda es la otra Derecha, como cuando uno se equivoca al indicar qué mano y corrige.
Larry: Desde la época del narcotráfico y mucho antes, en este país todos estamos untados, de coca, de sangre, de mierda, de divisas y remesas, de mentiras y promesas. La política es un arma de destrucción masiva, se la dejo a los gnósticos o los arrieros. Sé que cualquiera que esté en la política va a seguir ultrajando al pueblo, que bien merecido lo tenemos.

Rilttaura:
Muchas gracias a Pablo Estrada y Larry Mejía, los negacionistas, por haber atendido a esta entrevista de la revista Rilttaura, que es también su revista.

Negacionistas:
Los negacionistas, sin dejar nuestro inconformismo, estamos comprometidos con lo que hacemos y agradecidos con la difusión que hemos tenido y con la acogida que hemos recibido. Damos la pelea, continuamos nuestra búsqueda personal, proyectamos hasta donde alcanza nuestra obra. Lo máximo que podemos hacer es dejar sentado nuestro precedente.

Resultados Quinta Convocatoria

El pasado viernes 4 de abril de 2008 un comité editorial compuesto por Daniel Ferreira, escritor y estudiante de Lingüística de la Universidad Nacional de Colombia, y Javier Armando Toloza, poeta y estudiante de Literatura de la misma Universidad, se reunió en la ciudad de Bogotá y, tras haber leído y analizado detenidamente cada uno de los veintinueve (29) trabajos recibidos durante la pasada convocatoria para la realización del quinto (5) número de la revista Rilttaura, llegó a la siguiente selección:

ACTA 005

Teniendo en cuenta el cumplimiento de los parámetros de envío de textos y aspectos como la construcción de un universo narrativo coherente, un manejo reflexivo del lenguaje y la estructura literaria, se ha decidido publicar los siguientes cuentos:
- Edificio Barroco. (El autor no incluyó en el archivo sus datos de contacto.)
- La viudez como forma de vida, de Marcos 25-3.

A su vez, reparando igualmente en el cumplimiento de los parámetros de envío de trabajos, se analizaron puntos esenciales dentro del ejercicio de la escritura poética como son la originalidad, el ritmo y la profundidad metafórica, llegando a seleccionar para su publicación los siguientes trabajos[1]:
- Del poemario Metamorfosis del silencio, de Johanna Marcela Rozo Enciso.
- Escribir, de Cristian Palma.
- Ritmo de viento, de Edwin Enrique Guerrero Arias.
- Poemas inéditos, de Germán David Clavijo.

Finalmente, por su conocimiento y manejo de los recursos del lenguaje escénico y por su escritura depurada, habiendo cumplido igualmente con los parámetros de envío, se ha seleccionado para su publicación la siguiente pieza teatral:
- Ultimo juego, de Magda Zulena Trujillo Rodríguez.

Los autores seleccionados deberán ponerse en contacto con la revista a la mayor brevedad posible para dar inicio al proceso de edición.
La revista Rilttaura destruirá en su totalidad los archivos físicos y digitales de aquellos trabajos que no salieron favorecidos en el proceso de selección.

Se corrobora la validez del acta con el nombre y cédula de los miembros del comité editor de la revista Rilttaura:


Daniel Ferreira
C.C 13.872.015 de Bucaramanga
Javier Armando Toloza
C.C 91.046.876 de San Vicente de Chucurí

Bogotá, abril 4 de 2008.

[1] Esto en modo alguno implica la publicación de la totalidad de los poemas enviados por cada autor (salvo aquellos trabajos que están compuestos de un único texto), sino una selección de los mismos realizada por el comité editor de la revista.

LA CONDICIÓN DEL ESCRITOR


Por, Guillermo Velásquez Forero*

Escribir sobre sí mismo es el único destino del escritor. Pero al hacerlo, escribe acerca del hombre y de su mundo artificial, simbólico, violento, trágico y de pesadilla. Porque un hombre es todos los hombres; y en esencia, es el mismo en cualquier lugar y en todos los tiempos. Sólo es distinto en lo superfluo, en la máscara y el artificio, en los nuevos vicios, disparates, desastres, métodos de dominación y máquinas de exterminio que inventa. Además, en un archivo secreto de su cerebro el individuo conserva la memoria de la especie. Y está demostrado que la bestia vertical que habitó en los árboles y luego en las cavernas, ahora habita en los rascacielos. También, se ha llegado a saber que nunca se sabe nada, que todo es mentira, que todo es vanidad y apacentarse de viento, y que hemos evolucionado y progresado tanto en el tiempo que todavía no hemos podido salir de la edad de piedra ni de la aldea milenaria. Que el insospechado y asombroso desarrollo de la cultura y la civilización nos ha humanizado tanto que aún no hemos superado la barbarie, y que después de dos mil años de estar aprendiendo a amarnos en el amor cristiano, ahora nos odiamos más y mejor.

El escritor posee el don de la palabra mágica que Dios usó para crear el mundo, y está destinado a dar vida y voz a seres que yacen en el silencio y en los ámbitos misteriosos de lo invisible, inverosímil, improbable, abismal e imaginario. Pero no le es permitido escribir todo lo que quiere sino apenas lo que puede, y no puede escoger los temas, estos lo escogen y lo persiguen a él; tampoco podrá escribir nada nuevo porque no hay nada nuevo bajo el sol, todo se ha dicho ya y, por tanto, todo texto es un palimpsesto; los grandes temas están agotados desde la antigüedad, y el único tema que queda es el del drama cotidiano de la Humanidad; y la vida humana es un vulgar plagio de la repetición de las repeticiones. Es más, el escritor sabe que su soledad está poblada de otras vidas y otros mundos, a veces ve los hilos invisibles que lo mueven y siente los impulsos sobrenaturales que lo dominan, oye las voces interiores del inconsciente colectivo y de la memoria de los sueños que lo habitan, intuye que es un amanuense de espantos, llega a presentir que los muertos utilizan su voz para volver a nombrar la vida, y descubre que su voz, única y solitaria, es una polifonía, un surtidor de diversas y múltiples voces. Por esa potencia expresiva, se considera que el escritor es un intérprete de la voz del pueblo, la voz de Dios, la voz de la historia y del porvenir; aunque su lucha primordial es por inventar símbolos para expresar todas esas voces integradas en una sola, que es la voz del espíritu. El escritor ejerce la vocería, él es el poder de la palabra de los silenciosos y de los que no tienen voz. Esa extraña facultad de ser caja de resonancia de la tragedia universal e intérprete del mundo lo convierte en un médium, un oráculo, un visionario o un hechizado; por esa sinrazón, casi nunca sabe lo que hace y con frecuencia no comprende lo que él mismo escribe. Y no podrá ser original, ya que ese privilegio sólo lo tuvo Adán, escasamente puede aspirar a ser él mismo, a ser auténtico en sus obsesiones, pasiones, placeres, terrores y sufrimientos; a ser impúdico y a convertir su sordidez, sus obscenidades, sus fantasmas y miserias en un novedoso espectáculo de estética verbal.

Por último, se sospecha que sólo existe un único escritor en el mundo, un solo espíritu creador universal, y que todos los demás no somos más que espejos, satélites, antenas repetidoras o muñecos de ventrílocuo de ese espíritu singular y babélico. Así que, le toca escribir por algún misterioso designio, ajeno a su voluntad. Y debe hacerlo en una lengua de difuntos, vulgar, vagabunda, regalada, prostituida y muy limitada, incapaz de expresar lo inaudito, lo desconocido, el misterio, el abismo, el alma, lo metafísico, etc., porque lo esencial, profundo, significativo y revelador es inefable. Está condenado a crear belleza, novedad, verdad, alegre sorpresa y conocimiento sustancial con los signos lingüísticos que usan hasta los retrasados mentales, y que sirven para los oficios domésticos y los fines más banales, ruines y perversos...


*San Vicente de Chucurí (1954). Poeta y narrador santandereano, Licenciado en Lingüistica y Literatura y especialista en Literatura y Semiótica. Su obra ha merecido varios premios nacionales e internacionales por su calidad estética.


(Lea más en el 4to. No. de la revista Rilttaura.)

SU PRESENCIA EN CADA PUENTE


Por, Irving Moncada*

El verano era grandioso. Los días empezaban a alguna hora, de eso puedo estar seguro, pero a esa hora incierta cuando la oscuridad era reemplazada por un sol funesto y omnipresente, yo siempre estaba dormido. Sólo sé que los días empezaban mientras yo dormía allá arriba, en el cuartito improvisado que Arrigo construyó especialmente para mi estadía con él.

Cuando por fin decidía levantarme, en la casa, o más bien, en ese lugar donde Arrigo con la resignación de todo hombre viejo y solo había decidido vivir, reinaba la desolación; porque sería un eufemismo llamarle silencio. Era un lugar horrible, lo sé, pero estaría ahí por poco tiempo, mientras conseguía algo mejor en la ciudad. Yo igual nunca me sentía en casa, lo único que me hacía levantar diariamente para comprobar que el sol seguía saliendo y mi desespero por irme de ese lugar aumentando era el paseo en bicicleta hasta la ciudad para estudiar en los pianos del conservatorio. El camino, aunque monótono, me permitía estar una hora entre sembradíos de tomate y cielos limpios que, a mi ritmo irregular y caprichoso, podía prolongarse en eternas jornadas de contemplación. Además me han gustado desde siempre las variaciones; como desviarme para conocer un arroyo, meter los pies tímidamente en él y mirar hacia las copas de los árboles mientras se mecen con del viento, o ir hasta la fábrica abandonada y sentir el miedo primitivo al olvido y la belleza singular de lo olvidado.

Después venían los ritmos propios de la ciudad. Parecía imposible que un puente cambiara de manera tan abrupta mi percepción del espacio. De un lado todo ese verde, ese rojo y ese azul peleando por figurar; del otro, el verano era una constante de fachadas amarillas, techos de barro y un bochorno implacable hasta en la sombra. Pero la ciudad no estaba del todo mal, la gente paseaba y tomaba costosos cafés en plazas y restaurantes, dejándose embriagar por ese aire denso y aromático que lo contaminaba todo y sumía a sus habitantes en un estado letárgico de siesta después del almuerzo. El verano traía consigo tiempo para el ocio, para tomar una tras otra, las cervezas de la tarde y prepararse para las de la noche. De eso estaban compuestos mis días.

Al llegar al conservatorio, dejaba mi bicicleta a la entrada, después subía las escaleras y atravesaba el largo corredor hasta el fondo, donde se encontraban los salones de piano. Allí me dirigía a esa funcionaria extraña que ellos llaman “videla” y le pedía un piano. La videla, siempre distinta, solía ser una señora mayor de 60 años, que dependiendo de su estado de ánimo o sus prejuicios étnicos del momento, adjudicaba un salón de estudio; algunas veces con un Stainway, donde me acomodaba intimidado, y poco a poco iba acostumbrándome a tanto sonido que parecía increíble fuera ocasionado por mis dedos; otras, con un piano que aunque de cola, bien podría no serlo y sonaría igual. Estos los abordaba con desinterés tocando escalas y estudios. De vez en cuando golpeaban a la puerta, casi siempre era la videla que quería cambiarme a otro piano o limpiar el teclado y abrir las persianas. Pero una vez no fue ella.

Abrí la puerta y me encontré con un muchacho que ya había visto antes por los pasillos del conservatorio, lo recordaba bien, de andar nervioso y apurado, siempre solo. Se quedó callado al verme, forzándome a decir cualquier cosa. Hola, ¿necesitas algo?, acerté a decir toscamente. Sonrió incómodo y, disculpándose, respondió que sólo quería oírme. Lo invite a seguir y aproveche para abrir las persianas y finalmente verlo bien. Era un muchacho joven, tal vez un poco menor que yo, algo rollizo, con la tez propia de los del sur, de ojos claros y aspecto infantil. Por alguna razón empecé a sentirme perturbado. Él se sentó en una silla de esas que usan los otros instrumentistas y calladísimo esperó a que me acomodara de nuevo y empezara a tocar. No supe bien si seguir con el Prokofiev, es lo que estaba tocando antes de que él llegara, aún me faltaba estudiarlo y muchas partes estaban sin armar. Sentí que debía impresionarlo. Arranque con un preludio y fuga de Bach; me sentía como en un examen. El preludio no salió tan mal, pero en la fuga, debido al calor que hacía en el salón, mis manos sudorosas y la fuerza de su presencia, empecé a errar notas. Él pareció notar que me estaba incomodando y silencioso como hasta el momento había sido, se levantó y casi susurrando me dijo que mejor me dejaba estudiar tranquilo. Le hice un gesto con la cabeza y enseguida se fue. Me sentí estúpido...

* Compositor y pianista de la Universidad Nacional. Ha difundido la mayor parte de sus relatos en el periódico estudiantil Contexto.

(Lea más en el 4to. No. de la revista Rilttaura.)

EL LENGUAJE DE LAS FLORES


Por, Fredy Yezzed López*

Dos Sueños

los ancianos de mi pueblo

sólo tienen dos sueños:

desayunar en la cama con la muerte

y no dejar morir las flores


El Cactus

que alguien le diga a ese huraño

a ese rebelde del laberinto de Dios

al autista de la casa

que no esté lejos

que no le rasgue los vestidos al viento

que por dentro un largo manantial le corre


Ellas son el Tiempo

ellas sienten cuando las horas

se adelgazan

ellas son un reloj de sol

ellas poseen la fina maquinaria suiza

y la precisión japonesa

ellas son el tiempo

sólo hay que mirar la inclinación

de su tallo

la sombra de su voz

y su alma que señala las seis:

hora de despertar

y seguir viviendo


El Cisne Negro

el cisne negro de cola blanca

que hace equilibrio con una pata

está perturbado:

no sabe si es cisne o flor

las miradas de la gente lo tienen confundido

* Fredy Yezzed López, poeta bogotano, ha merecido un honroso segundo puesto en el Concurso Nacional de Poesía del Ministerio de Cultura 2007, con su libro Diario inédito del filósofo vienés Ludwig Wittgenstein.

(Lea más en el 4to. No. de la revista Rilttaura.)

UNA VENTANA A... JULIO RAMÓN RIBEYRO

Por, Daniel Ferreira*

Dicen las lenguas sabias que nada acredita mejor el temple del carácter de un hombre que la prueba del oro del éxito y la prueba del fuego de la desgracia. Julio Ramón Ribeyro no tuvo éxito nunca; salvo cuando se emborrachaba con vino Burdeos en los cafés de París y cuando, pocos meses antes de morir en 1994, le anunciaron el premio Juan Rulfo de la Universidad de Guadalajara al mismo tiempo que la edición Alfaguara de sus cuentos completos y el cáncer artero que le roía las entrañas. Es decir, que la prueba del oro y la prueba del fuego le vinieron al mismo tiempo. Y por lo tanto, que el temple de su carácter quedó bien resguardado tras el telón de la muerte repentina. No, quizá Ribeyro no debió tomarse tan en serio este asunto de morirse como nos lo tomamos nosotros hoy al dedicarle estas pocas palabras, puesto que había convivido con la enfermedad durante casi treinta años, en medio de cirugías de esófago, gastritis, úlcera estomacal, dietas, gelatinas y prohibiciones de cigarrillo a las que siempre trasgredía. Realmente su obra entera está trazada por los signos reconocibles de la enfermedad y del hombre que intuye su propio mal y se resigna a morir con las botas puestas: Morir como un animal herido, en lo más profundo del bosque, en el corazón de la selva oscura, donde no cabe esperar socorro ni compasión de nadie, escribió alguna vez el mayor escritor de cuentos peruano. Había nacido en Lima, en 1929. Se había hecho un hombre errante por las ciudades europeas, y un escritor taciturno, casi mudo en París, para volver a morirse en una casa limeña al frente del mar. Nunca dejó de fumar, como le pedían los médicos. Nunca dejó de beber, como le pedía su esposa Alida. Pero tampoco nunca dejó de escribir, como le exigía su empleo de periodista y diplomático. Una úlcera irreparable, un cáncer en metástasis, un centenar de relatos sobre seres marginados, tres novelas, setecientas páginas de Diario Íntimo, Prosas Apátridas, Dichos de Luder, la obstinación de una vida y una obra nacida en el desarraigo, florecida en medio del dolor de estómago y las noches turbulentas de París y las servilletas de los cafés de Montmartre son la mejor prueba de su carácter indoblegable de escritor. Con él, con su fijación por los excluidos del festín de la vida, inauguramos esta nueva sección de la revista Rilttaura dedicada a resaltar algunas de las plumas más sobresalientes de la Literatura Universal. Para ustedes, para que se animen a leerlo quienes no lo hayan hecho, y para que sientan nostalgia quienes hayan tenido el gusto, estos fragmentos de desasosiego que nos recuerdan de algún modo lo que somos y hemos ya olvidado: Seres imperfectos viviendo en un mundo imperfecto, estamos condenados a encontrar sólo migajas de felicidad.

*Redactor y miembro activo del comité editorial de la revista Rilttaura.

(Lea más en el 4to. No. de la revista Rilttaura.)

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