martes, 5 de agosto de 2008

Entrevista al Negacionismo


Desde hace más o menos dos años un par de jóvenes bogotanos han hecho circular un rumor entre la ciudadanía y el público universitario en particular: la llegada del negacionismo. Rumor que poco a poco pareció irse confirmando con la realización de cada vez más y mejor nutridos recitales poéticos en distintos espacios y lugares no convencionales entre los que se contaban cafés, bares, y otro tipo de antros citadinos de no muy buena reputación.
Así, la perplejidad de un primer momento dio paso a la incredulidad de un segundo y, finalmente, a algunas cuantas risillas sardónicas.
Pero el negacionismo no dio ni ha dado muestras de arredrarse y aunque este mundo devaluado hasta el extremo ha demostrado ya no poder ni querer escandalizarse por nada ni ante nada desde las lejanas épocas del dadá y el surrealismo, pasando por junto a nuestros autóctonos nadaísmos y nuestro país de pesadilla, Pablo Estrada y Larry Mejía, los negacionistas, han querido concederle a Rilttaura el privilegio de registrar hoy sus opiniones y posturas frente al mundo y, claro está, la poesía.
Sin que sus palabras representen en nada la posición oficial de esta revista, aquí están, para ustedes, como lo que son, o eran, o serán, una voz, una actitud tan válida como cualquier otra en medio de la polifonía de voces que pretendemos oír y registrar.

Rilttaura:
Quisiéramos empezar con algunas preguntas contextualizadoras. Sean breves por favor: ¿quién es cada uno y hace cuánto que escribe?

Negacionistas:
Pablo: Sólo soy alguien que escribe y lo he hecho la mitad de mi vida y lo seguiré haciendo la otra mitad.
Larry: Soy lo que quiero, por ahora escritor y escribo desde hace rato.

Rilttaura:
¿Cómo se conocieron los actuales negacionistas, cómo entraron en contacto?

Negacionistas:
Nos conocimos en el parque lineal de la ciudad de Bogotá, Colombia, Suramérica, donde coincidimos en un evento de poesía. Y entramos en contacto a través de lo que escribimos.

Rilttaura:
Si tuvieran que definir negacionismo en pocas palabras, ¿cuáles serían?

Negacionistas:
Es un intento por reivindicar el NO como una opción tan válida como las otras, en poesía o en lo que sea… Ser o NO ser es pura sugestión.

Rilttaura:
¿Por qué lanzar el negacionismo? ¿Qué se pretende? ¿A dónde quiere llegar —si es que quiere llegar a alguna parte, claro?

Negacionistas:
¿Y por qué NO hacerlo? El negacionismo fue lanzado como una piedra, pero sin esconder la mano. Por llevar la contraria: si la gente no da puntada sin dedal, nosotros nos clavamos la aguja. Tuvimos que recrear otro mundo porque el que existe no nos soportaba y nosotros no lo soportábamos. El negacionismo se esfuerza por llegar a ninguna parte, o mejor, a un punto donde sea capaz de negarse a sí mismo: la contradicción. En últimas, procuramos casi el silencio, lo que es muy pretencioso ya que lo más difícil en poesía es callarse, es como si un pintor pintara un lienzo de blanco.

Rilttaura:
¿Qué caracterizaría la poesía negacionista?

Negacionistas:
La consecuencia entre vida y escritura... nuestra poesía a veces tiene un gesto, una actitud o un rasgo en común. El procedimiento estilístico, que puede ir desde el surrealismo® más onírico y paranoico-crítico® hasta el hiperrealismo® más fotográfico, conduce a la búsqueda de un anhelado minimalismo® verbal, en el que la alegoría, la metáfora y el eufemismo se invalidan con estrategias análogas pero inversas e imágenes y argumentos contradictorios. Por eso la negación: negar algo que unánimemente es aceptado como cierto cuando tiene más características de falsedad es otorgarle un sentido de verdad diferente. Es la resignificación. Vaciar la palabra de significados convencionales o extrapolados conforme a la utilidad. Quitarle ese pegajoso manto de figuración a favor de una detergente literalidad. Nuestro afán es más fenomenológico que metafísico. Nos gusta llamar a las cosas por su nombre y si para ello hay que decir que NO son lo que se supone son, pues con gusto lo hacemos. Y en todo esto subyace una ética absurda o, mejor, una concepción de la realidad así: absurda.

Rilttaura:
Vamos ahora sí a algunas preguntas de fondo. Creo que son concientes del estado cliché al que poco a poco las llamadas vanguardias han ido llegando, hasta no representar absolutamente nada novedoso ni conceptual ni artísticamente, sino casi que una mera estrategia de publicidad y mercadeo que ya no abofetea verdaderamente a nadie. Entonces, ¿por qué ser ahora negacionistas?

Negacionistas:
En términos económicos, existe un gran mediador de todo: el capital, que legitima o anula. Y nosotros los negacionistas no generamos productividad, podemos llegar a tener pequeños gestos corporativos como la auto-financiación, pero nos motiva un interés diferente al monetario. Nos oponemos a lo imperante con una sustancial diferencia respecto a los grupúsculos que se amparan en un discurso o una ideología y que son capaces de seguir las técnicas de resistencia©, pues saben que rebelarse vende© y que la ira contra la maquinaria© es una gran estrategia que deja muy buenos dividendos, pero se auto-engañan y embaucan a los demás… la diferencia es que nuestra oposición NO surge de una idea que nos vendieron por televisión o vimos en alguna vitrina.

Rilttaura:
Hace más o menos cuarenta años hubo en Colombia un grupo de jóvenes tal vez con la misma energía y espíritu rebelde que ustedes; se hacían llamar nadaístas; ahora —la mayoría de ellos— están bien ubicados dentro del sistema, ganan su dinero, tienen esposas que parecen modelos de farándula y aún les queda tiempo para volver de vez en cando a las viejas andanzas en algún acto de beneficencia, cuando desempolvan sus coloridas bufandas y sombreritos hippies. ¿Cuál es la diferencia entre negacionismo y nadaísmo? ¿Se ven igual que ellos a la vuelta de 20 o 30 años?

Negacionistas:
Los nadaístas tenían la NADA, nosotros NO. Ni siquiera eso nos dejaron. Los negacionistas reconocemos que nuestra rebelión no tiene futuro. No creemos que el fin justifique los medios, sino que los principios injustifican el fin, por eso no tenemos propósito. Nuestra conciencia —como la de los que llegan a tenerla— no es perenne, se desgasta, se descompone, se degrada. Eso explica la pérdida del amor, la mutación de los hippies© a yuppies©, que los comunistas de antaño sean los consumistas de hoy y todo eso. Hablando específicamente de los nadaístas, les hemos leído, consideramos que merecen un lugar en la poesía colombiana por ser el único grupo consolidado de vanguardia, aunque su obra no sea de la mejor calidad. Apreciamos en su proporción la poesía de X-504 (Jaime Jaramillo Escobar), Darío Lemus, Amilcar Osorio y particularmente la figura de Gonzalo Arango… aunque tenemos nuestros reparos respecto a las actitudes y posturas de los actuales sobrevivientes y la manera como afectan la imagen de su propio movimiento, éstas o la forma como se ganan la vida no son cosa que nos incumba o nos afecte. NO somos ni partidarios ni detractores de los nadaístas y por ahora tenemos una relación cordial, a prudente distancia. NO nos interesa ni vilipendiarlos ni ovacionarlos, los reconocemos y ya.

Rilttaura:
Perdonen lo que les voy a decir si es que les ofende, pero lo diré de todas formas: ¿no les parece una poesía demasiado coyuntural la que escriben, demasiado restringida a aspectos pasajeros, circunstanciales y, por eso mismo, con menos posibilidades de perdurar? ¿No están renunciando con esto a la búsqueda de un universo poético propio, personal, pero al mismo tiempo mucho más vasto, de carácter más universal?

Negacionistas:
En medio del devenir histórico los fenómenos universales —los que pueden catalogarse como tales— han sido sometido a un proceso de inclusión que los legitima, pero cuando se le apuesta a la exclusión no se puede ser universal. Lo inclusivo se afana por legitimarse, lo excluyente, aunque finalmente lo consiga, NO. A la posteridad sólo legamos nuestras palabras porque sabemos que serán citadas por gusto sin tener en cuenta la circunstancia en que fueron emitidas. Las convalidarán sin juzgarlas. Sólo la Historia podrá juzgarnos —eso si llegamos a sus anales claro, aunque ya hemos llegado a los anales de otras, a los de la Historia NO—; además, el pasado del futuro que es el presente que vivimos, o sea la historia para el mañana, está sin escribirse todavía y, por norma general, la Historia es infame y su juicio injusto, así que… ¡al diablo la posteridad!

Rilttaura:
¿No es un doble juego el que juegan cuando para promocionarse como poetas integran un grupo con marcados aunque —según ustedes— involuntarios acentos vanguardistas y al mismo tiempo se curan en salud cada vez que pueden afirmándose simplemente como individualidades reunidas, o amigos bajo un mismo techo? ¿Qué piensan de esto?

Negacionistas:
Pablo: Alguien escribió que alguien dijo que “Hay que ser absurdo, no hay que ser iluso”. Yo agregaría que se puede ser incoherente pero no se debe ser estúpido.
Larry: Aquí todos los triples… juegan doble. Yo no estoy en la obligación de decir la verdad, esas pretensiones se las dejo a otros.

Rilttaura:
Hay en su blog oficial como grupo una serie de fotografías y un texto que no dejaron de llamarnos la atención: son del poeta Juan Manuel Roca ridiculizado las primeras y una especie de crónica en clave sarcástica de la fiesta-homenaje que se celebró por la obtención de su premio Casa de las Américas de poesía el segundo. ¿Qué critican concretamente en la figura del poeta, qué les molesta o les molestó de él?

Negacionistas:
Ante todo ese relato es un ejercicio de creación colectiva que estilísticamente retoma las características del realismo grotesco, por eso la caricaturización, aprovechando la situación carnavalesca a la que tal fiesta dio lugar… era como estar dentro de un cuadro de Dix o Brughel o una película de Fellini… nuestras opiniones con respecto a la obra del autor están consignadas allí. Hay algo que como grupo atacamos y es que un oficio tan necesario como el de artista sea acaparado por unos pocos que además son considerados como reflejo univoco del pensamiento popular cuando casi siempre se distancian diametralmente de él. Lo que teníamos que decir sobre esa “ocasión” ya lo dijimos, y siempre que haya que decirlo, lo haremos; como afirma un personaje de Sartre: el peor criminal es el que tiene remordimientos. Esto último no es una invitación al crimen, es el reconocimiento de la inutilidad de los remordimientos. No hay acto de rebeldía que se justifique porque sería a la luz de la moral imperante que se lo condenaría. Los actos —sin mediación de la estática moral como el suicidio, la violación, el vandalismo o el incesto— no pueden tener explicación… y si Juan Manuel puede hablar mal de León De Greiff, nosotros podemos negarlo a él.

Rilttaura:
El juego de palabras, los silogismos, las tautologías, a veces el exceso de verbalidad… ¿no les parece que hay, como diría alguien, más ingenio que genio en su poesía?

Negacionistas:
La idea que no conlleva a la acción es infecunda. El pensamiento es eterno mientras el acto es transitorio. En términos sexuales, la fecundidad en un hombre puede mantenerse por años, pero la erección dura minutos. Recordemos, de paso, que la impotencia es psicológica. No hay que acumular ideas, hay que hacerlas fluir en una eyaculación mental que produzca acciones o el gozo del acto, máxime en un mundo en el que grandes acciones no implican grandes pensamientos que las conciban. Igual: la palabra que no genere algún tipo de reacción ni siquiera es onanismo® o voyeurismo® —que, en todo caso, como sucedáneos generan placer— es pura inanidad. Como no tenemos editor y nadie nos paga por nuestro trabajo de escribir, hacemos con nuestras letras lo que se nos da la gana.

Rilttaura:
Cambiando un poco de frente ¿qué importancia tiene para ustedes la relación literatura-música, poesía-rock? ¿Cómo podrían definirla? Evidentemente uno tiende a pensar por sus poemas que han llegado a la primera a través de la segunda y no viceversa.

Negacionistas:
Pablo: Para mí, a la poesía le es inherente una cierta musicalidad. Ahora, que la estridencia o la armonía que ella tenga se relacione directamente con una expresión musical como el rock, no me parece plausible. En ese caso prefiero decir que nuestra poesía tiene del rock su espíritu. Y como referente es equivalente a cualquier otro desde hace décadas: el cine o las nuevas tecnologías, por ejemplo. Y de ninguna manera reclama identidad en la recepción, es decir, puedo percibir la amargura o la efusividad propia del borracho al leer a Li Po o Bukowski sin tener que embriagarme o ser alcohólico, igual con la experiencia psicotrópica. Se puede leer a Burroughs sin ser yonqui y a Villon sin ser ladrón. Y larga vida al rock & roll…
Larry: Mi abuelo fue criado en el seminario con la música de los pájaros y la poesía de Byron, mi papá creció leyendo a Verne y escuchando a Silva y Villalba, yo hago música desde los 14 años y prefiero decir que NO leo.

Rilttaura:
Una pregunta muy importante: ¿qué relación mantiene cada uno de ustedes con la tradición, con el canon literario y poético colombiano?, ¿cómo lo perciben? Si tienen algún gurú dentro de él ¿cuál es?

Negacionistas:
Nuestra relación con la tradición poética nacional es tal que incluso tratamos de recuperar autores olvidados. También nos hemos ocupado de homenajes a algunos de ellos que son de nuestra predilección. Sentimos un profundo respeto hacia la obra de algunos poetas de diferentes épocas, hay otros por quienes sentimos desprecio, desconfianza o un total desinterés. Pero, sobre todo, los leemos. Entre los contemporáneos —incluidos jóvenes y viejos— hay los que desafiamos, los que ignoramos, con los que nos sentamos a conversar o hemos dejado de hacerlo, a quienes quisiéramos bajar de su pedestal, a quienes no soportamos por su pedantería injustificada o de quienes a pesar de su arrogancia reconocemos su talento. Y NO vamos a citar nombres para demostrar que leemos, sabemos que lo hacemos y eso basta. Estamos comprometidos con rastrear en bibliotecas, librerías y tiendas de descuento escritores nacionales desconocidos que por NO pertenecer al canon pasan sin pena ni gloria por este mundo. Es una labor ardua.

Rilttaura:
Finalmente la infaltable pregunta sobre política: existe mucha ambigüedad acerca de la posición política del negacionismo; en su blog uno no sabe qué pensar: el negacionismo surge como reacción de extrema derecha antisemita y anticomunista, sin embargo el negacionismo lo niega todo, no es de aquí ni de allá, ¿es esto pura pose? ¿No les parece contradictoria esta postura en una sociedad que pide a gritos para solucionar sus problemas que se empiece a llamar por su nombre a cada cosa de una buena vez, al pan pan y al vino vino?

Negacionistas:
Pablo: Precisamente el negacionismo original —la corriente política, con la que apenas compartimos el nombre y otras imprecisiones que precisamente resultarían acomodaticias— optó por hacerse llamar revisionismo histórico para evitar esas condenas y absoluciones inmediatas. En cuanto a mí: cambio la esperanza por la acción que se diferencia de la revolución —que convierte la esperanza en acción y termina siendo desesperanzadora— o el idealismo —en el que el pensamiento es eterno y NO puede ser sustituido por la acción—. Políticamente estoy a favor de lo incorrecto, o mejor dicho, de la libre expresión, aunque sé que la libertad tiene un plazo, es decir, se paga a cuotas. En el mundo democrático uno escoge cómo quiere que le difieran ese pago. Y con respecto a llamar a las cosas por su nombre, ¿quién me explica qué clase de pan o vino es eso de la “seguridad democrática”?, ¿desde cuándo podemos hablar de terrorismo de estado?, ¿cómo así, el garante perpetra?… y por otro lado, hoy por hoy, la izquierda es la otra Derecha, como cuando uno se equivoca al indicar qué mano y corrige.
Larry: Desde la época del narcotráfico y mucho antes, en este país todos estamos untados, de coca, de sangre, de mierda, de divisas y remesas, de mentiras y promesas. La política es un arma de destrucción masiva, se la dejo a los gnósticos o los arrieros. Sé que cualquiera que esté en la política va a seguir ultrajando al pueblo, que bien merecido lo tenemos.

Rilttaura:
Muchas gracias a Pablo Estrada y Larry Mejía, los negacionistas, por haber atendido a esta entrevista de la revista Rilttaura, que es también su revista.

Negacionistas:
Los negacionistas, sin dejar nuestro inconformismo, estamos comprometidos con lo que hacemos y agradecidos con la difusión que hemos tenido y con la acogida que hemos recibido. Damos la pelea, continuamos nuestra búsqueda personal, proyectamos hasta donde alcanza nuestra obra. Lo máximo que podemos hacer es dejar sentado nuestro precedente.

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